Torre de La Victoria en Estepa. Foto: Antonio J Pérez |
Nada más entrar en Estepa pude localizar la calle donde vive mi amigo Eusebio Rico, compañero de Bellas Artes que me esperaba ante la blanca fachada de su casa, una imagen que con solo contemplarla, me llevaba de repente a Andalucía; con los inconfundibles naranjos cargados en fila sobre las aceras contrastando con las relucientes casas encaladas, era una postal inconfundible. La sorpresa fue al bajarme del coche, un agradable olor inundaba la atmósfera, fue como si entrara en los hornos de una pastelería, el olor a mantecados que no se perdería en ningún momento de la visita, sería un aliciente más para sentirse cómodo en aquel lugar.
En la entrada del Convento de Santa Clara. |
Panorámica de Estepa desde el Cerro de San Cristóbal. Foto: Antonio J Pérez |
Vista de la Iglesia de Santa María la Mayor y Matriz con el Convento detrás, desde el Alcázar. Foto: Antonio J Pérez |
Instantes de una visita guiada. |
Instantáneas durante la explicación del Proyecto. |
Visitantes de la Exposición contemplando las obras. |
Refectorio del Convento Primitivo con algunas de las obras. |
Un lugar mágico en el que ahora Verónica, encargada de la conservación y rehabilitación artística, ha sabido montar la exposición fotográfica, colocando cada foto en un lugar estratégico del convento sabiamente seleccionado y realizando el proyecto paralelo "MURILLO 2.0" para alumnado de diferentes etapas educativas que visitaban el Convento y la Exposición.
"Santa Rufina" en un lugar privilegiado del refectorio. |
Dentro del recinto del Convento se halla la Iglesia barroca de Santa Clara con una decoración pictórica y ornamental gratamente sorprendente, siendo una visita muy recomendable.
Interior de la iglesia de Santa Clara. Foto: Antonio J Pérez |
Con Eusebio Rico ante su obra en metal para el Convento Primitivo de Estepa. |
No me pude ir de aquel lugar sin conocer a la madre abadesa, una monja tan dulce como los productos típicos que nos dieron a probar. Una reproducción de la foto de "la Inmaculada" se queda en ese Convento como muestra de afecto por el recibimiento de la exposición en las paredes de "su casa".
A parte del placer de hacer esta visita con personas a las que aprecio mucho, me fui de Estepa llevándome un grato recuerdo multisensorial: la vista de toda Estepa desde lo alto de la Torre, el sonido susurrante del viento allí arriba, el tacto del frágil mantecado, el primero de la temporada, al igual que el gusto dulce al paladar, y cómo no, el olor, tan agradable que tardaré en olvidar.
Todas esas sensaciones las percibimos pero nunca hubiera sabido expresarlas así. Gracias por tu magnífico trabajo
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